sábado, 24 de febrero de 2007

La disyuntiva entre el lenguaje humano y la comunicación animal

Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Especialidad: Educación Integral
Curso: Adquisición y Desarrollo del Lenguaje
Profesora: Angélica Silva
Período Académico: 2006-II

Alumna: Francis Salomón
Sección 002

Texto de opinión

Es bien sabido que la comunicación es un proceso mediante el cual un emisor y un receptor intercambian información. De acuerdo con el análisis que se haga de este intercambio, el proceso puede ser simple o complejo. Cuando se habla de comunicación, en un estudio de este proceso caracterizado de simple se hace referencia al sistema de señales compartido, por ejemplo, entre especies animales cuya codificación queda representada en un sistema simple; en cambio, cuando se habla de una comunicación como la empleada por los seres humanos, entendemos a este proceso como un sistema que se expresa a través de una codificación mucho más estructurada y compleja. Tomando en cuenta estas parciales consideraciones, se establece que la comunicación compleja -ahora mejor llamada lenguaje- es la facultad o virtud por excelencia humana destinada a transmitir mensajes en forma bidireccional, ilimitada, simbólica y asociada a la condición genética del ser humano. Por su parte, la comunicación simple asociada sólo a los animales es de naturaleza unidireccional, limitada, carente de signos y códigos. Ahora bien, considerando estas iniciales diferencias, sólo podemos pensar en una disyuntiva entre el lenguaje humano y la comunicación animal, la cual me hace reflexionar y plantear la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las razones por las cuales podemos afirmar que los animales no poseen un lenguaje?

En primer lugar, es conveniente indicar que se han realizado investigaciones con diferentes especies (simios, abejas, etc.) con la finalidad de determinar si estas especies poseen o tienen capacidad para expresarse a través de un lenguaje. Dichas investigaciones han intentado demostrar una y otra vez que los animales pueden “adquirir” una comunicación avanzada -si se quiere pensar eso- mediante experimentos donde se aplican técnicas conductuales basadas en el mecanismo del condicionamiento operante (estímulo, respuesta, refuerzo). Un experimento en este sentido, fue realizado por J. Premack en 1971. Este investigador ideó un “lenguaje escrito” para simios, donde las “palabras” eran piezas de colores con un imán, colocadas en un tablero. Con esas piezas, una chimpancé de 7 años llamada Sara podía representar un mensaje. Premack utilizó en este experimento las técnicas conductuales de condicionamiento operante para que Sara “respondiera” de manera mecánica frases compuestas. Sin embargo, según las conclusiones del propio investigador, ella no fue capaz de comprender y utilizar espontáneamente el significado de estas respuestas. Si analizamos esta investigación pudiéramos preguntarnos, si bien Sara (la chimpancé) usó piezas que asemejaban los signos lingüísticos (palabras) pues ellos tenían simbología ¿qué tan seguro estuvo el investigador para asegurar que el resultado del entrenamiento fue un proceso de comprensión y evolución progresiva del “lenguaje del mono”?; una evolución que sí sabemos ocurre con el desarrollo lingüístico del niño desde sus etapas más iniciales.

En segundo lugar, existen razones de peso documentadas por muchos autores que demuestran que el lenguaje es exclusivo del ser humano. Algunas de estas razones son: la condición genética, la fisiología del aparato fonador, la capacidad cerebral, la comprensión de los signos y símbolos. Las personas pueden recibir mensajes, decodificarlos y producir una nueva respuesta con sentido de mensajes nunca oídos. Esto último es sencillamente imposible que ocurra en los animales, ya que su organismo no está capacitado ni física ni mentalmente para analizar y comprender diferentes mensajes de los que recibe de sus semejantes. Una demostración de la disposición orgánica, genética y mental que tiene el hombre para adquirir y desarrollar el lenguaje se puede observar con claridad en la profesión del docente, ya que los niños van expresando sus ideas en forma progresiva. En las primeras etapas del desarrollo, se observa en los niños cierta dificultad en la pronunciación de algunas palabras, así como su lectura es poco fluida; sin embargo, a medida que avanza en edad y en etapas de su educación, ese proceso de lenguaje tanto oral como escrito continúa mejorando. Por el contrario, los animales una y otra vez repiten el mismo mensaje para indicar en forma repetida el tipo de respuesta que requieren para preservar la vida de los miembros de su especie. Un ejemplo de este tipo de respuesta es cuando los salmones realizan su proceso de procreación. Ellos nacen en aguas dulces. Luego migran al océano y vuelven a las aguas dulces para procrear. Este proceso se repite nuevamente en el próximo ciclo de reproducción y de esta manera perpetúan su especie.

En tercer lugar, es innegable que todas las formas de comunicación de la especie animal son inferiores al lenguaje humano. Al comparar los códigos de este lenguaje con los de la comunicación animal se puede afirmar que en el lenguaje del hombre existen numerosos signos con los cuales este tiene la posibilidad de crear otra gran cantidad de nuevas expresiones. Por el contrario, en la comunicación animal los mensajes no pueden ser manipulados, las respuestas se dan según reglas establecidas genéticamente y siempre van a ser las mismas, pues los animales no tienen la capacidad de análisis; sólo actúan por actos reflejos con fines de supervivencia.

Para concluir, con lo anteriormente expuesto, puedo afirmar que el lenguaje es la forma de comunicación inherente al hombre y que, a pesar de la opinión de algunos investigadores defensores de la teoría de un “lenguaje animal”, este tipo de comunicación sólo es posible de adquirir y desarrollar por el ser humano. Estoy convencida de que los animales no poseen un lenguaje, ya que su organismo no está dotado de las condiciones necesarias para la producción y comprensión del mismo; en cambio, el ser humano si está equipado física y mentalmente para expresarse a través de este tipo de comunicación compleja. A mi juicio, el lenguaje es exclusivo del género humano y representa la supremacía sobre cualquier otra forma de comunicación simple en la especie animal. Por consiguiente, la disyuntiva entre el lenguaje humano y la comunicación animal ha sido señalada, y ésta simplemente no existe